lunes, 28 de septiembre de 2015

Tarea 4. Juan Eduardo Malla. Radiología Infantil Artículos Científicos

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Juan Malla Peralta


El descubrimiento por Roentgen de los rayos X en 1895 aportó la más importante ayuda diagnostica en odontología. Esta nueva forma de energía podía ser utilizada para registrar sombras o imágenes en una película fotográfica. Este importante instrumento diagnóstico es esencial para tratar niños con éxito; en la literatura abundan datos estadísticos que demuestran como la caries dental puede pasar inadvertida sin el examen radiográfico. El diagnóstico temprano de las caries evita que el niño experimente dolor de causa dental, extracciones y estrés emocional. Además los problemas de erupción o de desarrollo pueden ser descubiertos también con las radiografías y el tratamiento temprano de estos problemas puede reducir la necesidad de procedimientos ortodónticos prolongados. La selección de radiografías apropiadas para niños depende de la edad del niño, del tamaño de la cavidad bucal y del nivel de cooperación del paciente.
Estos puntos se determinan mediante la evaluación y el examen cuidadoso del paciente antes del estudio radiográfico. El examen determina la necesidad y el tipo de radiografías que se han de tomar. La técnica ideal expondrá al paciente a cantidades mínimas de radiación, requiere la menor cantidad de radiografías posibles, toma el menor tiempo posible y brinda un examen adecuado de la dentición y las estructuras de soporte. La cooperación del niño es tan esencial para el examen radiográfico como la selección de la técnica radiográfica correcta para el caso. Ambos factores contribuirán a aumentar la posibilidad de éxito y a reducir toda exposición adicional a la radiación.
El equipo de rayos X puede ser terrible o generar curiosidad, según el niño. Es prudente permitir al paciente que observe, recorra y manipule el aparato para que se acostumbre a la “cámara”. Se le puede permitir al niño tomar una radiografías y mostrarle donde será aplicada, si se trata de una radiografía coronal u oclusal se le mostrará como morder sobre el dispositivo o la película. La técnica de “decir-mostrar y hacer” será muy útil para ganar cooperación. Se deben radiografiar primero las zonas más fáciles, esto es importante en niños que tiene reflejos nauseosos exagerados o que objeten la aplicación de la película en la sensible región del piso de la boca, los anestésicos tópicos son convenientes en ambas situaciones.
Al colocar el delantal de plomo se puede hacer semejanza con un traje espacial. Al momento de colocar la película en la boca se les invita a respirar tranquila y profundamente por la nariz. Se debe ser paciente con el niño al tomar radiografías; pueden ser necesarios los repetidos intentos de ubicación de la película antes de la exposición real a la radiación. Si el niño no coopera, con frecuencia resulta efectiva la modulación de la voz, la firmeza y la suavidad del trato.
La decisión de realizar un examen radiográfico se basa en las características individuales del paciente: edad, salud general, hallazgos clínicos, historia odontológica. Resultaría necesario hacer un examen radiográfico cuando la historia y la exploración clínica no proporcionan información suficiente para evaluar de modo completo la situación del paciente y formular un plan de tratamiento apropiado. Solo deben hacerse radiografías si existen razones para esperar que la información obtenida beneficiara al paciente. Aunque la información diagnostica proporcionada por las radiografías puede dar beneficios definidos al paciente, el examen radiográfico conlleva el peligro de daño por radiación ionizante. Uno de los medios más eficaces para disminuir el daño posible, consiste en evitar la realización de radiografías que no aportaran información pertinente para la atención del paciente.
Dos criterios son de importancia sobresaliente al decidir acerca del examen radiográfico:
·        el estadio de desarrollo de la dentición y
·        el riesgo de caries del paciente

Por lo tanto y como conclusión debemos decir que para realizar un correcto diagnóstico y un plan de tratamiento adecuado es necesario la realización de una completa historia clínica, la exploración intraoral y extraoral del paciente pediátrico y la obtención de pruebas complementarias. Entre ellas se encuentra el examen radiográfico el cual sólo deben realizarse radiografías si existen razones para esperar que la información obtenida beneficiará al paciente.

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